Una doble jornada cargada de tensión en La Catedral en el que CUBA y SIC llegaron al partido definitorio tras conseguir tries agónicos. El de Villa de Mayo lo dio vuelta a dos minutos. Al de Boulogne, le bastó con empatar.
Dos años esperando este momento, en el que la gente del Rugby se da cita para ver las Finales del URBA Top 12 en un ambiente único, amistoso y en donde todas las hinchadas pueden convivir. Esas tardes inolvidables de definiciones en el CASI que la pandemia nos negó el año pasado y que éste prometía y mucho, con cuatro equipos que tuvieron sus créditos para llegar hasta acá.
Newman, uno de los mejores equipos de la temporada con su apertura Gonzalo Gutiérrez Taboada y el wing interminable Agustín Gosio como emblemas. El Club Universitario de Buenos Aires, que tras sufrir hasta el final las penurias de la promoción en 2018 y 2019, se reconstruyó en este 2021 llegando a semifinales. El San Isidro Club, el último Campeón, que tuvo momentos de altísimo vuelo durante el certamen e Hindú, que ya es un habitué de estas finales (Jugó 20 semifinales de 22) pero que tuvo un andar bastante irregular debido a un recambio generacional.
UNA PIÑA AL MENTÓN
La primera semifinal se disputó el sábado, entre el Bordó de Benavídez y el conjunto de Villa de Mayo. Fue un duelo disputado palo por palo, con un CUBA manejando la iniciativa con la fuerza de sus forwards, pero cayendo en errores propios le cedió penales. Así fue como Gutiérrez Taboada acertó sus cuatro intentos en los 40 minutos iniciales. En tanto, los universitarios no se quedaban atrás y achicaron ventajas por dos penales de Marcos Moroni. 12-6.
En el complemento, la tónica parecía no cambiar, pero ambos parecían caer en los nervios y en errores tras un partido jugado con dientes apretados. Ambos pateadores sumaron un penal más cada uno y el 15-9 era el marcador para el equipo de Newman, que parecía encaminarse a una clasificación segura al partido decisivo. Además, los cubanos habían perdido por amonestación a falta de 13 minutos a uno de sus backs Francisco Patrono.
¿Todo bajo control? Nada que ver. A pesar de tener 14 jugadores, CUBA fue igual para ir por la heroica. Se puso el overol para dar vuelta un resultado que venía siendo esquivo y lo encerró al equipo contrario en su propio ingoal, tras una pérdida de pelota que lo depositó en un line.

Desde ahí, todo se basó en el trabajo de los forwards de Villa de Mayo, obligando a buscar penales a los contrarios (el pilar James Wright se fue expulsado en el Bordó sobre el cierre) y generando una búsqueda incansable. Y toda búsqueda tiene premio, ya que el segunda línea Lucas Piña buscó el hueco y terminó anotando el único try. Benjamín Gutiérrez Meabe acertó la conversión y la curva de los 4 Barrios celebró la tan ansiada clasificación a la final.
CUBA jugará por el título tras sufrir los últimos años por no descender. Un verdadero cambio radical para un equipo que se reinventó y se reconstruyó. Además, premio mayor para Piña: el jugador de 37 años había sido el Capitán en el Campeonato de 2013, se retiró en 2016 y fue entrenador del plantel superior en 2019. Volvió este año para jugar, y de qué manera, siendo decisivo para este gran momento.
En tanto, Newman lo perdió un poco por confiado y otro poco por nervios. No pudo sostener esa ventaja de seis puntos en el final del partido y hasta teniendo un jugador más en cancha. El Cardenal hizo una gran primera etapa en el torneo, pero en el momento de las definiciones el miedo escénico lo traiciona siempre. Desazón por otra nueva semifinal que se le escapó.
EL SIC, CON LO JUSTO
El domingo era el turno de la segunda semifinal, entre el Zanjero de Boulogne y el Elefante de Don Torcuato. Promesa de muy buen partido, pero que debían dejar la vara alta tras las emociones vividas 24 horas antes en la Catedral.
Ambos jugaron cuarenta minutos espectaculares, que hicieron rápidamente entrar en ebullición al público ante lo emocionante del pleito. Los pateadores (Santiago Fernández en Hindú y Gastón Arias en SIC) empezaron a tomar cierta importancia ya que resultaban efectivos a la hora de rematar a los palos.
También hubo tiempo para los tries, ya que los de Boulogne anotaron dos, a través de su fullback Juan Pablo Zervino y de su hooker Andrea Panzarini, mientras que los de Torcuato hicieron uno gracias a Nicolás D’Amorim. Hindú, que aprovechó el jugador de más que tuvo (fue amonestado Tomás Meyrelles en SIC) se fue en ventaja 22-20.
En el complemento, Fernández seguía sumando con el pie (dos penales más) y parecía que la final se iba para la Ruta 202. Pero ambos equipos no renunciaban a su pelea y a su ataque constante. Sin embargo, el San Isidro Club debió jugarse el todo por el todo y asfixiar al rival gracias a la fuerza de su pack de forwards.

El final se hizo eterno. El SIC arrinconó en las cinco yardas a Hindú, que imploraba por salir de ese aprieto y celebrar. Aquí tomó protagonismo el árbitro Nehuen Jauri Rivero, que amonestó a cuatro jugadores del Elefante, tres de ellos forwards (Gattás, Bávaro y Leiva) y además, sancionó nueve penales en diez minutos.
Y la décima fue la vencida: el medio scrum Soares Gache abrió rápido hacia la derecha, donde llegaba el wing Justo Piccardo, que apoyó el tercer try Zanjero, que le daba el empate en 28. Gastón Arias no pudo convertir, pero en este caso, la paridad se celebró, porque le bastó para clasificar a la Final por ventaja deportiva.
El San Isidro Club va por su título número 27 en Primera. Debió transpirar para poder llegar a la definición y buscará repetir tras su último éxito en 2019. En tanto, Hindú se fue aplaudido por su parcialidad ante un tremendo partido jugado de igual a igual ante el Campeón.
Ahora, el sábado será la hora de la verdad. SIC, para defender la corona. CUBA, para cerrar un proceso de reconstrucción. La Catedral será la casa de la gran batalla final de 2021 en el rugby porteño.